El avance del movimiento Gülen

El grupo de musulmanes seguidores de la figura religiosa de Fethullah Gülen conoce un florecimiento en Anatolia. Para la Turquía laica, los Fethullahci son un dolor de cabeza. MO* habló en Estambul y Diyarbakir con defensores y detractores del movimiento Gülen.
‘Tenemos tres objetivos: educación, educación y educación.’ Este lema en inglés –uno de entre las decenas en las escaleras del Coskum College- ilustra que aquí los alumnos no vienen a desperdiciar su tiempo escolar.  Aquí impera la disciplina. El Coskum College se encuentra en la parte anatolia de Estambul, en el barrio residencial Üsküdar, alto sobre las verdes colinas de Camlica. No sólo la vista sobre el Bósforo y la ciudad de los varios millones de habitantes es impresionante. Esta escuela, un sofisticado conjunto de edificios de aulas, sala de cine, espacio polivalente y complejo deportivo con piscina, respira prestigio, calidad, modernidad y creatividad.
‘Contamos con un equipo de 117 profesores para 1097 alumnos. Esto representa un profesor por cada diez alumnos, mientras que en la educación pública el porcentaje es un profesor por cada 55 niños. Nuestro objetivo es apoyar todo lo posible a los alumnos en sus estudios, y formarlos como ciudadanos del mundo’, comenta el director de estudios. El Coskum College está en el top de la educación en Turquía: se encuentra entre las veinte mejores escuelas de calidad turcas. Los padres apuntan a sus hijos en la lista de espera y pagan los 7.000 euros al año de la cuota de inscripción para esta escuela privada. ‘La educación pública –ciertamente gratuíta- no funciona, está en bancarrota, y por tanto la gente está dispuesta a pagar’, concluye el director. ‘Y créame, nuestra cuota de inscripción es más bien modesta’.
Según la legislatura turca esta es una escuela privada laica, pero fue fundada por los Fethullahci, o seguidores del líder islámico espiritual Fethullah Gülen, una de las personas más influyentes en Turquía. El proyecto pedagógico está inspirado en el afán de Gülen por el progreso, la ilustración y el desarrollo. La religiosidad queda reservada por tanto a la esfera privada. No encontrarás imágenes de Fethullah Gülen en la escuela, pero sí el busto de Atatürk.

Guru del Islam moderno?
Fethullah Gülen nació en 1942 en Erzurum, y fue imam en Edirne y Esmirna. Continuó las enseñanzas de su inspirador Said Nursi, pero añadiéndole interpretaciones propias. Gülen vive hace ya unos diez años en los Estados Unidos. Los Fethullahci achacan esto a los problemas de salud que le produce su diabetes, pero lo más probable es que el suelo turco sea demasiado caliente para el líder religioso. Ya en la década de los setenta fue acusado por los servicios de seguridad turcos por actividades religiosas clandestinas, como por ejemplo la organización de campamentos de verano para chicos. También fue acusado más tarde en varias ocasiones por el estado turco porque habría sobrepasado la precaria, oscura línea del laicismo turco. En Occidente, son los intelectuales progresistas los que lo ven como un aliado para conseguir reformas y tolerancia, para enojo de sus detractores.
El movimiento Gülen en si mismo tampoco se puede agrupar bajo un solo denominador común único, y sus subculturas varían según los contextos nacionales y sociales. Mientras que algunos lo ven como el culto a la igualdad, otros lo encuentran demasiado genérico. Variaciones sobre un tema, pues. “El termino ‘movimiento’ es una paradoja” cuenta un seguidor. “Parece como si fuéramos un movimiento de Fethullah Gülen en persona, que tuviera las riendas y hubiera recetado una estructura. Pero no hay estructura, sino una red global de personas que se reúnen en torno a una serie de valores espirituales”. Los académicos que conocen el movimiento, definen a la comunidad Gülen como algo muy heterogéneo, un conjunto de individuos con una interpretación propia de la religiosidad.
Se estiman aproximadamente en cinco millones los seguidores del movimiento Gülen en Turquía, pero a falta de ‘carnés de socio’, debido a lo borroso del movimiento, probablemente esta cifra se quede corta. Se describe al grupo de almas inspiradas por Fethullah como una muy influyente red, y esto llama a la controversia, y en primer lugar en la muy laica Turquía misma. Los kemalistas, que ven peligrar su poder, ven al movimiento islámico como una amenaza grave contra el estado laico. El movimiento Gülen es apolítico, pero mantiene buenas relaciones con el cuerpo de funcionarios del estado. Su influencia pesa también en la economía. “El movimiento Gülen es una red que crea dinero y que se mueve por toda la sociedad al mismo tiempo”, dice el columnista turco Etyen Mahcupyan. “Es un movimiento laico que tiene a la religión como fuente de ética y cultura, y que al mismo tiempo se apunta al modernismo. Llama la atención que los Fethullahci son los primeros en adoptar los modos de vida occidentales. Se vuelven locos con los aparatos de la vida moderna”. Los investigadores hablan también de un movimiento de raíces sociales. El sociólogo Ferhat Kentel cuenta: “El movimiento Gülen ha logrado crear un idioma de la resistencia que también atañe al estado. Es una forma de resistencia contra el poder, sin llegar al conflicto directo con el estado”.

Limpieza y etiqueta
Más de 500 escuelas, tanto secundarias como universitarias, han sido fundadas en todo el mundo bajo la bandera de Fethullah Gülen. Más de cien de estas escuelas secundarias privadas se encuentran en Turquía, y hay numerosos centros de estudios extra-escolares para procurar una carrera escolar regular a los potenciales casos de fracaso escolar. Estas son las cifras presentadas por los investigadores y el mismo movimiento. Pero visto que el movimiento Gülen sigue creciendo, y que cada año se crean nuevas escuelas, seguramente las cifras reales son mucho mas altas, con un sorprendente y nuevo acercamiento a la región kurda.
La sencillez del centro de estudios para chicos en Sur District en Diyarbakir contrasta fuertemente con los trofeos expuestos en las estanterías del Coskum College en los barrios altos de Estambul. Sur District es un barrio empobrecido en la parte vieja de la ciudad, habitado sobre todo por familias kurdas pobres. Hombres de negocio relacionados con Tuskon, una aún joven confederación de 9.000 industriales y hombres de negocio cercanos al movimiento Gülen, esponsorizan en Diyarbakir centros de estudios y salas de lectura para chicos y chicas. La modernidad occidental, tan típica de las organizaciones Gülen en Estambul, todavía no ha calado aquí. Aquí reina la cultura oriental: quitarse los zapatos al entrar, tomar el té en un rincón de té con cojines en el suelo. Pero también aquí llaman la atención los impecables trajes chaqueta. Quienes han cursado estudios en una escuela Gülen, conceden gran importancia a la limpieza y la etiqueta. ‘Este centro de estudios no es un lujo superfluo, la calle esta plagada de niños a los que la sociedad da por perdidos, que mendigan, roban y esnifan gasolina. Nosotros los recogemos de la calle y tratamos de negociar con sus padres para que los manden aquí’, según el coordinador del centro. El gobierno promete ya años ayuda económica para esta región, pero las ayudas se hacen esperar. De esta manera, el desarrollo económico y social de la región lleva medio siglo de retraso respecto a las ciudades del oeste turco.
Las organizaciones Gülen
La educación sigue siendo la punta de la lanza de sus prioridades, pero en los últimos diez años el movimiento ha ampliado su radio de acción. Englobadas en la GYV (Fundacion de periodistas y escritores), una asociación fundada en 1994 por varios periodistas y escritores cercanos a Gülen, encontramos una serie de organizaciones con ramificaciones en el mundo de los medios de comunicación, y en los sectores sociales. También es la GYV quien edita los muchos libros, videos y cintas de audio con discursos de Fethullah Gülen, y quien publica revistas inspiradas en él. Según su director, Mustafa Yesil, la fundación se creó para aminorar las tensiones entre los grupos laicos, religiosos y nacionalistas. “Había tensiones entre izquierda y derecha, entre alevitas y sunitas, entre laicos y religiosos. El Creador mismo creó esas diferencias, El creó ese mosaico que forma un todo. Ahí adentro, en ese mosaico no debiera haber conflictos. Esto es lo que dice Fethullah Gülen, y por eso intentamos acercar a la gente entre si”.
La GYV abarca organizaciones como la plataforma Abant, el Centro de Dialogo Intercultural, la Plataforma Eurasia, asociaciones de medios de comunicación como el periódico Zaman, una estación propia de televisión (Samanloyu-tv) y la organización humanitaria Kimse Yokmu. Esta última fue fundada inmediatamente después del terremoto de 1999 en la región de Marmara. Mientras tanto, Kimse Yokmu se ha ramificado en 81 provincias y actúa también fuera de sus fronteras: Darfur, Bangladesh, Birma, Perú… Un pilar fijo en la organización son los proyectos de hermandad entre familias: una familia rica se hace cargo de una familia pobre y establecen un fuerte compromiso mutuo. Además del apoyo logístico, está también el apoyo moral. “Cuando a ti las cosas te van mejor que a los demás, tienes que compartir tu suerte. Este es mi convencimiento, dictado por mi fe. Haciendo de la tierra un lugar mejor, estoy invirtiendo también en mi propia vida eterna”, dice un señor de clase media de Diyarbakir, que desde hace dos años se ha hecho cargo de una viuda y su hijo.

Un puerto seguro
Süksü Karaco tiene 13 años, y es el único de los ocho niños de su casa que puede estudiar. Las plazas son limitadas. A Muhterrem, mi anfitrión, guía e interprete, su situación le es familiar. Él mismo procede de un pueblito, de una familia de nueve chicos. ‘A mí me recogieron cuando iba a Mus en busca de una casa de estudios. Para entrar en cualquier sitio, debías hacer un examen de ingreso, y yo ni siquiera sabía leer las preguntas. Cuando vieron después de un año que mejoraba, me dieron una beca para ir a estudiar a Esmirna. Allí cursé mis estudios secundarios y después fui a la universidad. Y más tarde fui a Pakistán a trabajar para el movimiento. Y ahora estoy aquí, en Diyerbakir, y trabajo para Tuskon. Quizás el año que viene estaré en otro sitio’.
Muchos profesores turcos que trabajan en Kazakhstan, Tanzania o Indonesia, provienen de un ambiente modesto. Gracias al movimiento Gülen han disfrutado una buena educación –gratuíta-, en la que contaron con la ayuda de sus propios compañeros de estudios –es el sistema de los ‘hermanos mayores’, alumnos mayores que acogen y apadrinan a los nuevos alumnos. ‘Cuando terminas tus estudios no te quedas tirado’, comenta el sociólogo Ferhat Kentel. ‘Has recorrido un camino y eso produce un sentimiento de pertenencia al grupo. Por eso inviertes a tu vez en la reproducción de este sistema’. Es como si te engancharas en una especie de liquidación de tu deuda social. De todas maneras siempre puedes salirte del movimiento, afirman los testigos. Pero el vínculo, el puerto seguro que la gente encuentra aquí, conforma una red social muy estable. Desde el punto de vista psicosocial es difícil apartarte de ello, dice Kentel. ‘Pero es posible. Sé de gente que se retiraron porque encontraban poca libertad personal. A veces se oyen cosas menos bonitas. Que te sientes obligado a obedecer a tu ‘hermano mayor’, o a rezar cinco veces al día. Estas cosas son posibles, aunque, que yo sepa, nadie las impone, tampoco Gülen.’ De la misma manera también hay gente que se aleja del movimiento justamente porque lo encuentra demasiado liberal, demasiado candido, o demasiado poco religioso.

El cambiante contexto turco
Delante de las oficinas de AGOS, un periódico turco armenio, hay vigilancia policial permanente. Aquí, a plena luz del día, fue asesinado hace dos años el redactor jefe Hrant Dink.  Este asesinato está vinculado al caso Ergenok, un expediente de actualidad permanente en la prensa turca. Se trata de un proceso judicial que saca a la luz los puntos turbios y las retorcidas alianzas dentro del “Estado Profundo”. En Jane’s Defence Weekly, una revista sobre asuntos militares y seguridad, apareció un artículo donde se denomina al movimiento Gülen el tercer poder de Turquía debido a su red de influencias, con ramificaciones en la política nacional y en los servicios de inteligencia turcos. El artículo destaca las relaciones entre el movimiento Gülen y el caso Ergenok. “Se nota claramente que el articulo esta escrito por un autor laico turco”, dice el sucesor de Dink, Etyan Mahcupyan. “Está muy claro. El problema de los grupos laicos en Turquia es que –desde arriba- no tienen ni idea de lo que sucede entre las clases populares”.
Según el islamista Olivier Roy del francés National Center for Scientific Research, existe una ambigua relación entre el estado turco y el grupo de los Fethullahci. Y sin embargo no hay relación entre el AKP –el partido del primer ministro Erdogan que ganó las elecciones locales a finales de marzo- y el movimiento, según Mahcupyan. ‘Tampoco hay agenda oculta. Al contrario, el movimiento observa una estrategia abierta, se comportan  como si ellos mismos fueran el estado. Sí es cierto que están fuertemente infiltrados en el aparato policial y en el mundo de los negocios. Cada escuela, cada negocio que fundan tiene éxito. Los recién llegados que crean un nuevo negocio, firman inmediatamente por sus procesos de captación. Al mismo tiempo es una manera de generar ingresos y engordar la comunidad. El dinero abre puertas, y el poder económico aumenta la influencia en la sociedad. Si tienes una comunidad fuerte en una ciudad en Anatolia, entonces puedes controlar esa ciudad, a través de funcionarios de administración y miembros de la cámara de comercio que tengan simpatías por tus ideas. Tanto el estado como el ejército se mantienen vigilantes por si  el movimiento Gülen pudiera tomar el control del aparato.
El pánico también tiene que ver con la transformación que sufre Turquía, que está pasando de  ser una sociedad laica a convertirse en una sociedad laica que quiere darle un sitio a la religión y persigue la democratización. ‘Este cambio afecta también al movimiento Gülen. Hace quince años este era aun un  movimiento nacionalista y orientalista, ahora ves un movimiento que quiere instalar una generación de ciudadanos del mundo, y que se inscribe en las reformas democráticas, pero también donde la cuestión kurda es discutible”.

Voces criticas
Según Etyen Mahcuypan es el nepotismo de esta comunidad –‘nada de lo humano les es extraño’- lo que irrita principalmente a la gente. ‘En la practica, el movimiento Gülen se posiciona fuera del sistema de mercado estándar, formando una auténtica sociedad que intenta infiltrarse en los sitios y en los niveles de la burocracia. Te dan un cargo si tu actitud vital es espiritualmente la correcta, y te quedas fuera si eres demasiado liberal”. No es sorprendente que el abismo entre los turcos, profundamente laicos, y el movimiento Gülen sea hondo. También hay voces dentro de la comunidad alevita –tradicionalmente a favor de los partidos laicos-, que  no se sienten comodos con las enseñanzas suní-hanafies de Gülen. El alevismo es una corriente chiíta libre pensante dentro del Islam. También ha existido desde siempre un abismo entre la comunidad aleví y la doctrina sunita en lo relacionado con la educación y las mezquitas turcas.

“He tenido grandes problemas con el movimiento Gülen”, dice Dogan Bermek, portavoz de la federación de organizaciones alevíes. “He hablado con ellos durante alguno de sus foros interreligiosos. Pero no surgieron ideas, ni siquiera ideas encontradas, y así no tiene sentido hablar. Estoy convencido de que los Fethullahci influyen la agenda política y que tienen fuertes lazos con las más altas esferas del estado, aunque no puedo poner ejemplos. Tienen como finalidad implantar la sharia en el estado‘? Quién lo sabe? Nadie comprende lo que pretende este movimiento en realidad, porque no se definen claramente en ningún tema. Es una comunidad subjetiva que lo mismo puede terminar convirtiéndose en un movimiento islámico moderno y liberal que en uno fundamentalista y conservador.  No poseo datos suficientes sobre el movimiento Gülen, pero lo que confunde es que por una parte se comportan de manera liberal, y por otra suscriben la doctrina sunita. No hay que ser demasiado inocentes con esto. Yo estoy preocupado”.

“La pregunta no es si el movimiento Gülen tiene o no una agenda oculta. La pregunta es cual es el efecto del movimiento sobre la convivencia en la sociedad musulmana laica turca.” Murat Somer, político, economista, demócrata y liberal, investigó los medios de comunicación islámicos y llegó a la conclusión de que Zaman, un periódico relacionado con el movimiento, sí que mantiene una línea estricta. “Lo que ciertamente no se permite es ningún tipo de voz crítica contra el movimiento en sí mismo. Binnaz Toprak realizó un estudio cualitativo sobre el conservadurismo social en Anatolia y llegó a la conclusión –utilizando metodología científica- de que cada vez queda menos sitio para el individualismo en las ciudades anatolias. Ella señalaba también la creciente influencia del movimiento Gülen en entornos no urbanos. Zaman machacó el estudio y lo tachó de no científico”.

Somer puede reconocerse en los valores del movimiento Gülen, pero se plantea cuestiones. “Cómo de pluralista es su historia democrática en Anatolia? Cómo reclutan sus miembros? Qué pasa con la igualdad entre los sexos y el respeto a la libertad de elección del individuo? Alguien tiene derecho todavía a tener experiencias propias? Que hay de la homosexualidad, el creacionismo, el darwinismo? Cómo va a influenciar la presión social en el consumo de raki? Cuando ves un cartel municipal que dice ‘el alcoholismo es la madre de todos los males’, puedes ponerte tranquilamente a hacerte preguntas. Porqué es malo el alcohol? Se trata de una cuestión de salud, o más bien de creencias religiosas?
Abant: diálogo de culturas
La investigadora británica Berna Turam define al movimiento Gülen como una asociación de centro que se inscribe en el contexto turco y que influye la agenda política a través de operaciones de dialogo. La plataforma Abant tiene en este aspecto la función mas publica. Abant fue constituída hace diez años como una asociación que se atribuye a sí misma la función de procurar el diálogo entre las culturas, identidades y etnias. “En un principio partíamos de una necesidad social: hacía falta un puente entre los grupos laicos y los religiosos para hacer debatibles los temas sensibles”, dice Salih Yaylaci, secretario general de Abant. El pluralista grupo directivo de Abant se reúne todos los meses para hablar de la sociedad turca, tanto en el contexto nacional como en el internacional. Los temas varían según la actualidad. “Somos un sitio común neutral, pero luchamos por los valores de la democracia, los derechos y libertades del individuo, Europa, la paz, y nos posicionamos contra intervenciones militares”.
Abant hace propia la postura apolítica de Gülen, y justo por ello ha jugado un papel en un número de transformaciones en la sociedad turca, opina Yaylaci. “La influencia no se puede medir, pero nosotros fuimos los primeros en abrir el cajón de la cuestión kurda. Después de que Abant organizara una conferencia en el norte de Irak, tanto el presidente como el primer ministro fueron allí de visita”.
Abant también realizó intentos de apertura hacia las comunidades judías y griegas ortodoxas. “Hasta entonces las diferentes comunidades vivian muy separadas”, dice durante un encuentro el gran Rabino Izak Haleva, portavoz de la comunidad judía en Estambul. “Ahora los lazos van incluso mas allá del plano formal, hacia el plano personal. No tenemos tabúes. No hablamos sobre política, somos gente de religión”.
El sociologo Ferhat Kentel, de la Universidad de Bilgi, esta en el comité de dirección de la plataforma Abant. Con su cigarrillo en la mano, el pelo revuelto y su vestimenta deportiva, no corresponde al código de vestimenta de Abant. “Gracias a los contactos con liberales como yo mismo o Ahmet de Taraf, que no tenemos prejuicios contra el movimiento, ganan en legitimidad. Funciona en dos direcciones: para mi también es importante conocer a este grupo de personas. Aprecio que hayan abierto una brecha entre los dos mundos que cohabitan en Turquía: el laico y el religioso”. Kentel nunca admite pertenecer al movimiento Gülen: “No me identifico con él. En primer lugar soy un demócrata, un liberal de izquierdas, y tengo mis actitudes a nivel político y social. Esto no sería posible dentro del movimiento Gülen”.


Más sobre Fethullah Gülen en www.MO.be : entrevistas con Kerim Balci,  uno de los pensadores del movimiento Gülen, y Koen Pelleriau, jefe del gabinete del ministerio de Educación.
Este artículo se pudo realisar gracias al apoyo de la Fundación Rey Balduino.

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