El pantano de la corrupción y los cárteles

México terminó el 2010 con un balance lamentable de once mil asesinatos brutales, casi cuarenta al día. Parece que el gobierno Calderón perdió el control total sobre la violencia de los cárteles de droga competidores y las pandillas criminales. Mientras que también los servicios del orden desconfían unos de otros, el estado se hunde en un pantano de impunidad, corrupción y pobreza creciente.

  • Frecuencias populares 30 miembros del Cartel del Golfo fueron detenidos en Tamaulipas, septiembre 2010 Frecuencias populares

Informativo matinal mexicano un sábado de diciembre: “Edgar Jiménez Lugo, alias El Ponchis, fue detenido en Morelos por militares de la zona 24. Fue entregado a los servicios judiciales federativos de Morelos y posteriormente trasladado al capital. El Ponchis trabajó de sicario para el cártel del Pacífico Sur.” Edgar tiene catorce años y fue detenido junto con sus dos hermanas. Su especialidad como sicario: decapitar y castrar. La tarea de las dos hermanas: arrojar los cadáveres a la calle.

El boletín informativo continúa con un interrogatorio del muchacho, realizado por la policía judicial. “¿A cuántas personas has asesinado? A cuatro. ¿Cómo? Decapitándolas. ¿Cómo te sentías? Mal. ¿Por qué lo hiciste? Me obligaron. Me decían que si no lo hacía me matarían. Me drogué con marihuana y no sabía lo que estaba haciendo. ¿Por qué te metes en estos líos? No me metí, me arrastraron cuando quería visitar a mi madrastra. ¿Desde cuándo participas en este mundillo? Desde que tengo once años.” Es un flash de noticias como cualquier otro; una de las innumerables escenas de horror que asiduamente se les presenta a los mexicanos.

Epidemia inminente

De todos modos, 2010 fue el año más violento en la guerra de la droga mexicana. Once mil personas fallecieron por muerte violenta como víctimas de las redes y las pandillas criminales. El número de muertos va creciendo cada año. Se ha alcanzado los treinta mil desde que Felipe Calderón asumió la presidencia hace cuatro años. De acuerdo con el Barómetro de Conflictos, el Instituto de Investigación de Conflictos Internacionales de la Universidad de Heidelberg en Alemania describe abiertamente la situación en México como una verdadera guerra.

Ninguna revolución en México se cobró tantos muertos, ni la lucha de independencia de los comienzos del siglo diecinueve, ni la revolución mexicana de 1910. Se trata de una guerra sin ideología u objetivo político, una lucha única y exclusivamente por cantidades ingentes de dinero, lujo y subidones efímeros y extremos. Sobre todo en los estados federativos de Chihuahua (Ciudad Juárez), Sinaloa, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, Guerrero (Acapulco) y Michoacán se entabla una lucha feroz, pero incluso Oaxaca y Chiapas se ven atrapados en estas redes de cárteles.

Un escalofrío recorrió el país entero cuando el 25 de agosto de 2010 en San Fernando, Tamaulipas, se hizo un descubrimiento macabro: en un rancho se hallaron los cuerpos sin vida de 72 emigrantes indocumentados que iban de camino a los EE.UU. Fueron asesinados por los Zetas. De todas las pandillas criminales son los que más hay que temer. Su nombre habla por si mismo: “Después de la Z no hay más.” Los Zetas son desertores de las tropas de élite mexicanas junto con antiguas unidades especiales del ejército guatemalteco. Al principio, trabajaban como mercenarios privados para el cártel del Golfo, el cártel de droga de Tamaulipas, pero desde comienzos de 2010 operan como entidad autónoma en el tráfico de drogas y combaten a sus antiguos jefes del cártel del Golfo.

En Ixtepec (Oaxaca), el 16 de diciembre de 2010, los Zetas igualmente asaltaron el “tren de migrantes” que iba desde Arriaga, en Chiapas, hacia el norte. En México unos 140 000 emigrantes indocumentados cruzan anualmente el país, esperando llegar a los EE.UU. En los tres últimos años, se convirtieron cada vez más en víctimas de la violencia relacionada con la droga y de secuestros por pandillas de droga, que exigen un rescate o matan hombres para mostrar a las pandillas competidoras que son dueños y señores de dicho territorio.

En muchos lugares de México, llevar una vida normal se ha convertido en una realidad imposible. En la famosa Ciudad Juárez, situada en la frontera con los EE.UU., algunos habitantes están considerando la idea de vivir en búnkeres para escapar de la violencia.

En siete estados federativos (Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sonora, Tamaulipas, Baja California y Durango), los estudiantes extranjeros recibieron a finales de agosto de 2010 la recomendación de abandonar México, entre ellos había estudiantes belgas de las universidades de Lovaina, Amberes y Lieja. El Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense ordenó al Consulado en Monterrey que hiciera volver a todos sus compatriotas debido a que ni la policía ni los servicios del orden podían controlar la situación.

Hablar o callarse

En el caos de la violencia de la droga mexicana, los medios juegan un papel imprescindible pero asimismo controvertido. Según la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, la profesión de periodista es una de las más arriesgadas en México. En los últimos diez años fueron asesinados 66 periodistas en México; 45 durante los cuatro años del mandato de Calderón.

En Ciudad de México quedo con Darío Ramírez, el director de Artículo 19. El nombre de su organización hace referencia al artículo en la Declaración Universal de Derechos Humanos sobre la libertad de expresión y el acceso a la información. Ramírez afirma: “Los últimos meses, hemos visto las imágenes más sangrientas: cadáveres decapitados, colgados en puentes de la carretera, cuerpos destrozados y sangrientos después de la explosión de un coche bomba. Los medios no cuentan con la formación para afrontar tanta violencia, además no son conscientes del impacto de todas aquellas escenas de horror en la población.”

Según Ramírez la libertad de expresión se ve mermada desde 2004. Los mexicanos esperaban que bajo la presidencia de Vicente Fox finalmente cambiaría la situación. Fox llegó al poder en 2000, después de 70 años de hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México. Existía la esperanza de que se romperían las viejas estructuras del dominio del PRI y que se iniciaría un proceso de transición hacia una verdadera democracia. Sin embargo, la situación se agravó mucho con el sucesor de Fox, Felipe Calderón. Ramírez cuenta: “En 2006, Calderón decidió diseminar el ejército por todo el país, lo que provocó una onda de choque; después de todo, en México nunca ha habido una dictadura militar. Calderón quería enfrentarse al crimen organizado, si bien, el ejército no disponía de estrategias para proteger a la población civil.” El resultado fue el secuestro y asesinato de periodistas, militantes de los derechos humanos además de los alcaldes, tanto por parte de los servicios del orden, independientemente de haber sido encargados por el gobierno o no, y del ejército o de la policía, como por parte del crimen organizado.

Los medios son como una marioneta para los diferentes partidos. Los periodistas que escriben acerca del crimen organizado, las acciones del ejército y la policía, y las víctimas involucradas sufren cada vez más presiones por parte de los servicios del orden, por extensión el gobierno, y los cárteles. A principios de diciembre de 2010, estalló la guerra entre los medios de comunicación Televisa, el canal de noticias más importante de México, y el semanal Proceso, una de las revistas más críticas, que informaba sistemáticamente sobre la guerra de la droga. En su diario, Televisa se pavoneó con el “testimonio” de El Grande, un corifeo de uno de los cárteles, capturado en septiembre de 2010 pero que enseguida fue liberado como testigo protegido. El Grande declaró que el periodista Rodrigo Ravelo, especialista de drogas de Proceso, había aceptado 36 000 euros del delincuente, para que a cambio dejara de escribir sobre él – ningún comentario adicional o información de fondo. Justamente en el día del testimonio ante la televisión de El Grande tengo una cita con el periodista Ricardo Ravelo de Proceso. Me encuentro con una redacción agitada e indignada.

Ravelo relató: “Aquella declaración es una calumnia y una trampa, contra Proceso y contra mi persona. Obviamente constituye un golpe político como reacción a los artículos que publicamos sobre las redes de drogas. Sin embargo, no voy a dejar de escribir por eso. Quiero continuar de una manera profesional lo que estaba haciendo hasta ahora.” De acuerdo con Ramírez de Artículo 19 el testimonio de El Grande manchó la reputación del periodista Ravelo. Ramírez dijo: “Además se convierte en un blanco para los cárteles competidores, que suponen que Ravelo trabaja para El Grande.”

Es importante tener en cuenta que Televisa se considera un canal patrocinado por el presidente Calderón. En ediciones anteriores de Proceso, Ravelo había expuesto precisamente las estrechas relaciones entre Calderón y el cártel de El Grande. ¿Su revelación sobre Ravelo en la televisión era un ajuste de cuentas?

La crítica al enfoque de Calderón crece año tras año, pero al mismo tiempo la crítica se amordaza más y más. A fin de cuentas, la censura igualmente desemboca en autocensura. Los periodistas cesan de investigar o preguntar por la corrupción, el tráfico de drogas, el crimen organizado y sus actividades ilegales, porque el riesgo es demasiado elevado y son muy vulnerables. Ramírez habla de los llamados “agujeros negros” o “zonas de silencio”, de donde apenas recibimos información. Se encuentran principalmente en el norte del país, en Sinaloa, Durango, Tamaulipas, Michoacán, etc.

Un dato más reciente es que los cárteles sobornan a los periodistas para que trabajen para ellos, o abordan a los medios con un texto o una cinta de vídeo exigiendo que lo publiquen. Los periodistas hablan de “escribir con la pistola contra la sien”.

El verano de 2010, Pedro Torres, redactor en jefe del periódico El Diario de Ciudad Juárez, causó cierto revuelo al entregarse abiertamente al cártel local, después de que asesinaran a tres de sus colaboradores del noticiero. “Me parece que las autoridades no ejercen ningún control sobre la situación”, explicó Torres. “Formamos parte de una sociedad dominada por la violencia. Por eso me dirijo a los verdaderos gobernantes, los cárteles, para averiguar lo que hago o no.”

Si los medios dejan de cubrir los acontecimientos, todavía nos queda el blog de los narcos. En el sitio web www.blogdelnarco.com (¡con la función de traducción automática a 52 idiomas!) cuentan abiertamente de sus “hazañas”. En México ha crecido toda una cultura del narcotráfico, con canciones y películas sobre este oscuro mundo paralelo.

Se busca: asesino a sueldo

Junto con las redes crece además el caldo de cultivo para los cárteles en México. Cada día más víctimas vulnerables caen en manos de las redes de droga y sus pandillas criminales. La historia de Edgar, de catorce años, no es un caso aislado. El crimen organizado recluta en abundancia entre niños y jóvenes. De un informe reciente de las comisiones parlamentarias sobre Seguridad Pública y Apoyo a Adolescentes y Jóvenes se desprende que de 25 000 a 30 000 jóvenes de entre trece y veinticinco trabajan como asesino a sueldo. Según una muchacha de trece años detenida en Tabasco existen campos de entrenamiento de los Zetas donde los jóvenes aprenden a manejar armas de fuego y entrenarse para peleas de hombre a hombre. En otros estados federativos del norte y del sur, en Oaxaca, Michoacán y Guerrero, también existen estos campos.

México se enfrenta a una realidad de niños explotados y desatendidos económica y sexualmente. Los expertos estiman que los ingresos anuales generados por la prostitución infantil en México ascienden a 17 000 millones de euros, una cifra superada únicamente por el tráfico de estupefacientes. De acuerdo con la ONG Catwalc (Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina), México es el mayor productor mundial de pornografía infantil, el número tres en el “consumo” más el número cinco en la trata de personas relacionada con la pornografía infantil. Según un informe de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), publicado en noviembre de 2010, se desprende que entre 2000 y 2008 no menos de 2 442 niños fueron asesinados. Nueve de cada diez homicidios se cometieron entre 2005 y 2008.

Pobreza creciente

A pesar de la crisis financiera de 2008, la pobreza en América Latina disminuyó. Sin embargo, no es el caso en México, al contrario. Entre 2006 y 2009 la pobreza aumentó un 3,1 %, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En 2009, la economía mexicana se redujo un 6,5 %. 4,4 millones de mexicanos volvieron a caer en la pobreza. Hoy día, uno de cada tres mexicanos vive en el umbral de la pobreza, uno de cada diez en pobreza extrema.

Cuando el PAN, el partido liberal del presidente actual Calderón, llegó al poder en 2000 con Vicente Fox, México era la novena economía más grande del mundo, actualmente ocupa el decimocuarto lugar. El desempleo creció de un 3,58 % a un 5,7 % bajo el mandato de Calderón, pero de acuerdo con la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), la cifra real asciende a un 15,3 %. La migración se incrementó, porque económicamente cada vez es más difícil sobrevivir. Siete de cada diez municipios rurales en México afrontan un despoblamiento dramático. Sobre todo en Veracruz y Oaxaca la situación es alarmante, afirma el Consejo Nacional de Población (Conapo) en el informe La situación demográfica en México 2010, lo que resulta en una disminución drástica de la actividad agraria. Además, la política de los últimos años ha frenado y ha hecho imposible la agricultura. Cuando México ingresó en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y los EE.UU. (el TLCAN) en 1994, los campesinos mexicanos fueron expulsados del mercado. Asimismo, en diferentes lugares se presiona a la población rural para que dejen sus comunidades, muchas veces con violencia, de manera que se puedan realizar los grandes proyectos de desarrollo. Especialmente en el Istmo, en el sur del país (Oaxaca y Chiapas), la población local debe retirarse por el llamado Plan Puebla Panamá: una mezcla de proyectos de infraestructura, presas de contención, parques eólicos y actividades de minería.

Guerra de policías

La crítica al planteamiento del gobierno Calderón es general. La periodista Claudia Herrera Beltrán, del periódico mexicano La Jornada, señala que en los cuatro años de la presidencia de Calderón se han gastado más de 18 000 millones de euros en la lucha contra el crimen organizado. Ha costado treinta mil vidas humanas, pero no se ha conseguido absolutamente nada. Por cada narcotraficante asesinado surgen dos nuevos. Y con el desmantelamiento de un cártel inmediatamente se arrecia la lucha entre los cárteles competidores, con el territorio y las redes en juego.

El tráfico internacional de drogas echó raíces en México nada más comenzar, a principio de los años sesenta. No obstante, desde que los cárteles en Colombia se derrumbaron al principio de los años noventa, México es el nuevo lugar para este tipo de comercio. Entretanto, ya no se trafica solo con cocaína y marihuana, sino también con heroína y drogas de síntesis. No solo se comercia, sino que cuanto más tiempo pasa, tanto más se consume en el propio país.

Cuando Felipe Calderón tomó posesión de su cargo en 2006, recurrió enseguida a la artillería pesada, dispersando el ejército para poder controlar la situación. ¿O lo hizo para consolidar su propio poder? Después de todo, durante las elecciones, en las que Calderón hizo frente al candidato del PRD (Partido de la Revolución Democrática), Andrés Manuel López Obrador, existió durante meses un ambiente de agitación debido a los rumores de fraude.

La omnipresencia militar en México trajo consigo un sinfín de problemas. El ejército no tenía experiencia en la lucha contra la droga, tampoco en el trato con la población civil. Además, en México existe una gran rivalidad entre los diferentes servicios del orden, entre el ejército y la policía, entre la policía estatal, la policía municipal y la policía federal. Además, todos estos cuerpos son particularmente susceptibles al soborno por parte de la delincuencia organizada. En vez de colaborar, los distintos servicios del orden se hacen la competencia. Incluso los servicios secretos desconfían entre ellos y no transmiten información, lo que implica que los servicios secretos mexicanos dependen más bien de las aportaciones estadounidenses que de sus propias instituciones.

La intensa colaboración entre México y los EE.UU. en la lucha contra la droga se puso en marcha en 2007 con el Plan Mérida, por el cual los EE.UU. prometían más de mil millones de euros, aunque nunca se ha reunido esta suma de dinero íntegramente, dado que también los EE.UU. comprendían que el enfoque había fracasado completamente. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, observó a comienzos de septiembre de 2010 que México se parecía cada día más a la Colombia de la década de los noventa. Describía lo que está pasando en México y en América Central (las operaciones de los cárteles se extienden cada vez más a los países vecinos) una verdadera “insurrección”.

De acuerdo con una cantidad de cables de la embajada estadounidense recientemente divulgados por el sitio web de denuncia Wikileaks, los EE.UU. consideran al ejército mexicano como “lento, pasmado, con miedo a arriesgarse” y ponen fuertemente en entredicho que México pueda ganar el combate. La mayor debilidad, conforme a los cables divulgados, consiste en la rivalidad entre los servicios de seguridad, la corrupción oficial generalizada y la impotencia manifiesta del ejército para aportar pruebas de que está juzgando a los detenidos. El embajador estadounidense en México, Carlos Pascual, da un tirón de orejas, especialmente a Sedena (Secretaría de Defensa Nacional). La corrupción y la impunidad son generales. Se investiga solamente el dos por ciento de los crímenes. El embajador Pascual denominó a México abiertamente como “el siguiente estado fallido”, declaraciones que en México naturalmente no fueron demasiado bien recibidas.

El siguiente estado fallido

El presidente Felipe Calderón afirma que la metáfora de un estado fallido es una percepción errónea y hace todo lo posible para ajustar esta imagen. “Véase Brasil, un país que igualmente lucha contra los cárteles de droga, pero los brasileños están orgullosos de su patria”, se defiende Calderón.

Balbina Flores, de Reporteros sin Fronteras en México, ve poca perspectiva. “Desde Zedillo (presidente del PRI de 1994 a 2000) los narcos han penetrado en todos los segmentos de la sociedad, hasta en el palacio presidencial de Los Pinos. Y nunca se han ido.” Cuando el PRI fue derrotado en 2000, se generaron grandes expectativas. Flores: “Sin embargo, el PAN liberal de Fox y Calderón no parece ser una alternativa. Actualmente, el PRI se está preparando para volver a ganar las elecciones en 2012.” ¿Flores sigue viendo un signo de esperanza? “Seguramente no desde arriba. Los partidos políticos han perdido su credibilidad. Los ciudadanos deben volver a sentirse dueños del país y garantizar la seguridad de su futuro. No obstante, todos están tratando de sobrevivir, por lo que pondrán todo su empeño en ello.”

En opinión de José Narro Robles, rector de la universidad mexicana UNAM y una figura muy respetada, “el nivel de pobreza, desigualdad, ignorancia y exclusión social se ha hecho insostenible en México y se necesita imperiosamente otra política pública”. Se ha agotado el modelo actual, declaró el rector en un reciente discurso.

Porfirio Muñoz Ledo está de acuerdo con el rector. Es parlamentario del PT (Partido del Trabajo) y autor del libro La vía radical para refundar la República. Muñoz Ledo observa: “Los males que dominan nuestro país son mucho más profundos que una gestión política o económica deficiente. Son el fruto de un proyecto completamente descarrilado como estado, que se encuentra en un camino directo hacia la decadencia en todos los ámbitos públicos. Una situación correspondiente a lo que se denomina “un estado fallido”. Solamente una “refundación” del país puede cambiar las condiciones. Figuran en el orden del día para la reconstrucción tareas como la restitución del estado de derecho, la estructura estatal, la reforma de los partidos políticos, pero sobre todo la garantía de los derechos sociales, más igualdad, perdurabilidad y bienestar.”

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Over de auteur

  • Latijns-Amerika & ecologie
    Alma De Walsche schrijft over ecologische thema’s, van klimaat- en energiebeleid, over landbouw- en voedsel tot transitie-initiatieven en baanbrekers. Ze volgt al enkele decennia Latijns-Amerika, met een speciale focus op de Andeslanden.

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