Inclusion activa, una recomendación para Europa

En la Unión Europea 78 millones de personas viven en la indigencia, o sea, un europeo de cada seís. El riesgo de pobreza es sustancialmente más alto para niños (19 porciento).  Estas cifras corresponden al año 2006 y demuestran que los acuerdos de Lisboa del año 2000 para combatir la pobreza de la Unión Europea no se han cumplido. Y por esto, la Comisión Europea quiere cambiar esa situación.

Los días 15 y 16 del mes de octubre se realizó la séptima mesa redonda europea sobre pobreza y exclusión social en la ciudad de Marsella. En esa conferencia se planteó entre otros la “inclusión activa”, una recomendación basada en tres pilares: garantizar un apoyo de ingreso adecuado, activar la relación con el mercado de trabajo y posibilitar el acceso a los servicios cualitativas.

Cabe destacar que se trata de una recomendación y no una directiva. Según Jérôme Vignon (presidente de la dirección general de Empleo, Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades) esto se debe a las grandes diferencias respecto de la realidad económica entre los países miembros de la Unión Europea. Es imposible comparar los sueldos mínimos de Finlandia y Holanda con los de por ejemplo Polonia o Rumania. ‘Más que solamente medidas, en cada país se deben desarrollar estrategias acertadas’, dice el Comisario Europeo Vladimir Spidla. Con respecto a la lucha contra la pobreza la Comisión Europea debe coordinar y no armonizar.

Los críticos opinan que esta recomendación es una mera recuperación de lo que se ha planteado hace algunos años. La actual crisis financiera demuestra dónde se encuentran las prioridades de los dirigentes europeos. La conferencia de dos días en Marsella constituía el inicio de las preparaciones para el año 2010, el Año Europeo contra la Pobreza y Exclusión Social. La campaña es una cooperación entre las autoridades locales y del medio campo y costará 27 millones de euros, de los cuales 17 millones provienen de la Unión Europea.
No se debe mencionar que la actual crisis financiera provocará pobreza y exclusión social. Advierten que los países miembros deben prepararse a lo que está para seguir. No obstante es exactamente esa crisis que disminuye la margen dentro de los presupuestos nacionales para la lucha contra la pobreza.